La enervación del desahucio se presenta como un recurso legal fundamental para aquellos inquilinos que enfrentan la posibilidad de ser desalojados por impago de rentas. Conoce más sobre esta figura legal, sus condiciones y cómo afecta a las partes involucradas en el proceso.
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La enervación del desahucio es un mecanismo jurídico que permite al inquilino demandado por impago evitar el desalojo de la vivienda o local, cancelando todas las deudas pendientes hasta la fecha establecida por la ley. Esta herramienta legal constituye un derecho excepcional y solo puede ser utilizada en circunstancias específicas.
Al enervar el desahucio, se pone fin al proceso judicial y el inquilino conserva sus derechos sobre el inmueble conforme al contrato de arrendamiento vigente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este recurso solo puede ser utilizado una vez durante la duración del contrato de arrendamiento.
Para que la enervación del desahucio sea efectiva, el inquilino debe cumplir con ciertas condiciones establecidas por la ley:
Plazo de enervación: El inquilino dispone de un máximo de 10 días hábiles desde que recibe la demanda de desahucio para realizar el pago y enervar el proceso.
Condena en costas: Aunque el proceso judicial no avance, el inquilino que enerva el desahucio será condenado a pagar las costas del proceso, lo cual incluye los honorarios de abogados y procuradores del arrendador.
Requerimiento previo: La enervación del desahucio no será posible si el arrendador ha requerido previamente el pago de la deuda mediante un medio fehaciente, como un burofax, con al menos 30 días de antelación a la presentación de la demanda.
Cuando un inquilino recibe una demanda por impago, puede optar por diferentes acciones:
En caso de optar por el pago y enervación del desahucio, el inquilino debe abonar todas las cantidades adeudadas dentro del plazo establecido. De lo contrario, el proceso judicial continuará y se celebrará un juicio para resolver el conflicto.
Los procedimientos de desahucio por impago de alquiler son complejos, por lo que siempre es recomendable contar con el asesoramiento de un abogado especializado en la materia. Este profesional podrá orientar al inquilino sobre sus derechos y opciones legales disponibles, garantizando una defensa adecuada de sus intereses.
En conclusión, la enervación del desahucio se presenta como un recurso legal que protege los derechos del inquilino ante situaciones de impago, ofreciendo la posibilidad de evitar el desalojo mediante el pago de las deudas pendientes. Sin embargo, su correcta aplicación y cumplimiento de las condiciones establecidas son fundamentales para su efectividad.
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