La morosidad se produce cuando una persona o empresa no cumple una obligación de pago dentro del plazo acordado. En otras palabras, un moroso es quien deja pasar la fecha límite para pagar una deuda, ya sea por descuido, falta de liquidez o cualquier otra causa.
Este retraso genera consecuencias jurídicas y económicas reguladas por el Código Civil y por el propio contrato que origina la deuda.
¿Cuándo se considera a alguien moroso?
Una persona —física o jurídica— se convierte en morosa desde el momento en que vence el plazo de pago y no cumple con su obligación.
De acuerdo con el artículo 1100 del Código Civil, la mora comienza cuando el acreedor (la persona o entidad a la que se le debe dinero) exige formalmente el cumplimiento del pago, ya sea por vía judicial o extrajudicial.
Sin embargo, la ley también contempla casos en los que no es necesario que el acreedor reclame para que el deudor sea considerado moroso. Esto ocurre, por ejemplo, cuando:
- El contrato o la ley así lo establecen expresamente.
- El cumplimiento en una fecha concreta era esencial (como la entrega de un producto o la prestación de un servicio en una fecha determinada).
En esos casos, la simple falta de cumplimiento puntual ya constituye morosidad.
Efectos de la morosidad
Ser moroso no solo implica deber dinero, sino también asumir una serie de consecuencias legales y económicas. Entre las principales se encuentran:
1. Pago de intereses de demora
El deudor debe abonar intereses adicionales por el retraso en el pago. Si no se han pactado en el contrato, se aplica el interés legal del dinero.
2. Indemnización por daños y perjuicios
Si el retraso genera perjuicios al acreedor (por ejemplo, pérdidas económicas o incumplimiento con terceros), el moroso puede ser obligado a compensarlos económicamente.
3. Responsabilidad sobre los riesgos
Según el artículo 1096 del Código Civil, si la obligación era entregar un bien y este se pierde o deteriora durante el periodo de mora, el deudor debe asumir las consecuencias, incluso si el daño no fue directamente su culpa.
4. Inclusión en listas de morosos
Los impagos pueden derivar en la inclusión en registros de morosidad, como ASNEF o Experian.
Esto puede afectar la reputación crediticia del deudor y dificultar la obtención de nuevos créditos, préstamos o servicios financieros.
Morosidad en obligaciones recíprocas
En los contratos donde ambas partes tienen obligaciones (por ejemplo, una compraventa), ninguna parte incurre en mora si la otra no cumple su parte primero.
Así, un vendedor no puede ser considerado moroso si el comprador no ha pagado, y viceversa.
¿Cómo salir de la morosidad?
La mejor forma de evitar las consecuencias de la morosidad es regularizar las deudas cuanto antes.
En casos de sobreendeudamiento, la Ley de la Segunda Oportunidad permite a particulares y autónomos cancelar total o parcialmente sus deudas y empezar de nuevo.
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