La pregunta frecuente sobre cuándo prescribe la deuda con Hacienda conlleva una respuesta fundamentada en el marco legal establecido por la Ley General Tributaria. Este artículo busca proporcionar claridad sobre el proceso de prescripción de deudas tributarias, abordando aspectos cruciales como los plazos, la interrupción de los mismos y las consecuencias de la prescripción.
Conforme al artículo 66 de la Ley General Tributaria, la prescripción de las deudas con Hacienda se produce a los cuatro años en dos instancias específicas:
Este marco legal establece, por lo tanto, dos períodos de cuatro años relacionados con las deudas tributarias, permitiendo a la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) perseguir deudas de hasta ocho años de antigüedad desde su devengo, considerando las interrupciones que se detallarán más adelante.
El cómputo del plazo de prescripción de las deudas tributarias presenta particularidades relevantes. Cada tributo inicia su plazo desde el momento del devengo, que coincide con el hecho imponible. Es crucial destacar que Hacienda no puede cobrar una deuda sin conocer su cuantía, por lo que el plazo de prescripción comienza desde el día siguiente al plazo reglamentario para la presentación de la liquidación o autoliquidación.
En el caso de tributos periódicos, el plazo de prescripción empieza el mismo día del devengo del tributo. La liquidación o autoliquidación del impuesto abre un período de pago voluntario, y el segundo plazo de prescripción comienza desde el día siguiente al término de este período.
Es esencial comprender que los plazos de prescripción pueden interrumpirse bajo circunstancias específicas, prolongando el tiempo que la Hacienda dispone para cobrar. Las interrupciones pueden derivar de acciones de la AEAT, reclamaciones, recursos, acciones judiciales, entre otras.
El plazo de liquidación puede interrumpirse por diversas acciones de la AEAT notificadas al interesado, como reconocimiento, regularización, comprobación, inspección, aseguramiento o liquidación. También se interrumpe por reclamaciones, recursos, denuncias penales o comunicaciones judiciales.
Similarmente, el plazo para exigir el pago puede interrumpirse por acciones análogas a las mencionadas anteriormente, siendo el móvil principal la recaudación de la deuda.
El reinicio del plazo de prescripción depende de la causa que lo interrumpió. En el caso de acciones judiciales, el reinicio ocurre tras la notificación de una resolución firme que ponga fin al proceso judicial. En otras circunstancias, el reinicio es instantáneo.
Si prescribe la deuda con Hacienda, todos los obligados al pago quedan liberados de su obligación, y la Administración debe aplicar la prescripción de oficio. No obstante, es crucial destacar que la prescripción no es un suceso común, ya que cualquier actuación de la AEAT orientada al cobro reinicia el plazo.
En conclusión, conocer cuándo prescribe la deuda con Hacienda implica comprender los plazos establecidos por la Ley General Tributaria y las posibles interrupciones. La prescripción es una forma de extinción de las obligaciones tributarias, pero su aplicación es compleja. Ante deudas tributarias, se sugiere explorar opciones seguras como la Ley de Segunda Oportunidad en lugar de confiar exclusivamente en la prescripción. Si necesitas asesoramiento sobre la Ley de Segunda Oportunidad o Concurso de Acreedores ¡Contáctanos ahora !
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