El objetivo de la Ley de Segunda Oportunidad es, precisamente, permitir que personas endeudadas de buena fe puedan volver a empezar. La buena fe implica que hayas caído en la insolvencia a causa de un revés en tu situación económica. Es decir, cubre aquellas situaciones en que te han despedido, has tenido una quiebra empresarial o se ha torcido tu salud financiera sin que tengas culpa de ello. Con esta cautela, la norma evita que utilices el proceso para perjudicar a tus acreedores.
Por tanto, si se puede observar la buena fe en tu caso, bastará con que presentes la solicitud de la segunda oportunidad en Valladolid. Generalmente se realiza este trámite ante el Notario, que podrá designar a un mediador concursal para que te ayude con tu reclamación.
El proceso comienza con una etapa de negociaciones con tus acreedores. Y la mera designación del mediador ya tiene efectos favorables, ya que detiene el devengo de intereses y paraliza las ejecuciones.
Con tu patrimonio a salvo podrás negociar quitas de hasta el 99% de tus deudas y esperas de hasta 10 años con tus acreedores. Conocemos a esta fase como el Acuerdo Extrajudicial de Pagos (AEP), y muchas veces será suficiente para poder volver a empezar.
Pero si no consigues llegar a un acuerdo todavía podremos abrir el concurso consecutivo. Se trata de un proceso judicial, sustanciado ante el Juez Mercantil. Este observará si cumples los requisitos establecidos en la ley (básicamente, buena fe y el compromiso de hacerte cargo de la parte privilegiada de tus deudas). En tal caso, cancelará de forma definitiva o provisional todas tus deudas. Así de sencillo.